En el barrio de Malasaña había un antiguo colegio abandonado cuyo propietario dejaba que se arruinara hasta que su demolición fuera inevitable para no tener impedimentos en la construcción de pisos y oficinas. Algo parecido a lo que hizo en el Cine Espronceda, en el que crecí viendo películas: es el mismo propietario que lo dejó abandonado hasta que pudo hacer unas preciosas y carísimas oficinas.
Visto en Tercera Información